domingo, agosto 13, 2006

La Fábula de la Perra y la Zorra

Hace un par de días, la perra me despertó a las dos de la mañana. La causa del alboroto, como descubriría poco después, era la zorra.

Txaki, una perra pastor inglésa, medio vasca, ucraniana y mexicana, estaba como loca ladrando dentro de la cocina. Con mi acostumbrado carácter de dos de la mañana, bajé como pude las escaleras y le menté la madre. Txaki se calló, me miro con cara de "¿y tú qué haces despierto a estas horas?" y se siguió ladrando.

Como mis compañeros de casa no estaban, pensé, "si quiere ladrar, pues muy su bronca" y me regresé a dormir. Después de intentar infructuosamente re-encacharme en el sueño donde la Selección (de fútbol) jugaba la final de la Copa del Mundo (de fútbol), bajé a la cocina y maldije nuevamente a la perra. Dado que a mi edad uno ya entiende sutilezas, pensé, "igual y algo pasa en el jardín".

Nomás abrí a puerta de la cocina que da al jardín, Txaki salió volada hacia el gallinero. Con lámpara de mano en la mano, salí detrás de Txaki. Por primera vez en años, el cambio de horario obró a mi favor: le hablé a mi madre para que me hiciera compañía por si me salía el chamuco. Mi madre, que también entiende de sutilezas, se rió de mí.

Cuando llegué al gallinero, la escena onda Blair Witch Project meets Chicken Run. Había plumas y sangre por montones, como si a alguien le hubieran roto la nariz de un almohadazo. Sobre el piso yacía el cuerpo de una gallina sin cabeza y dos de los pollos recién nacidos estaban muertos, ensartados entre la malla ciclónica que rodea el gallinero. Conté las gallinas que quedaban, faltaba una. Clotilde, la gallina que recibí de regalo cuando me mudé a la casa, estaba visiblemente perturbada pero de una sola pieza. Le describí la escena a mi madre que estaba del otro lado del mundo, puse los cuerpos de las gallinas caídas en un par de bolsas del super y las eché al congelador. Me despedí de mi madre y me regresé a la dormir, "con un poco de suerte..", pensé, "...llego al segundo tiempo".

Desde aquella noche Txaki duerme en el jardín: las gallinas están a salvo y yo duermo tranquilo con la barriga llena de consomé de pollo. La moraleja, creo, queda bien clara.

Cambridge, Inglaterra. Julio, 2006.

3 comentarios:

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

jajajajajajjajajajajjajaja
buubububuubububuubuuub

Anónimo dijo...

QUE ABURRIDO JAJAJA BUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU NO SIRVE ECHO POR NOSOTROS